Sentir que no puedo pagar deudas es un problema que, por desgracia, es bastante común. Además, en muchas ocasiones, no se disponen de garantías que sirvan como aval, como pueden ser los bienes inmuebles. Lo cierto es que llegar a este extremo es complejo de resolver, pero existen 3 vías que permiten abordar esta situación.
La triada de procedimientos pasa por:
- Refinanciación
- Renegociación
- Cancelación.
En este post vamos a analizar cada una de ellas, a fin de que puedas identificar la que mejor te conviene y la que más se adapte a tu situación particular.
¡Comenzamos!
Con esta guía podrás decidir la reunificación de deudas que mejor se adapte a tu situación, y agrupar todas tus cuotas en una sola de menor cantidad.
Refinanciar tus deudas
El proceso de refinanciación no es otra cosa que solicitar crédito para poder afrontar las deudas más urgentes. Aquí entran las hipotecas, que normalmente no aceptan prorrogas.
Muchas veces esta vía se emplea con la finalidad de hacer que las condiciones sean claramente más económicas. Normalmente se busca una clara reducción de los intereses, lográndose condiciones más ventajosas. Esto facilita el cumplimiento de los deberes pecuniarios.
Contacta
Existen diferentes vías para refinanciar tus deudas. Las más habituales son los préstamos bancarios, que según el caso disponen de garantía hipotecaria. Pero también podemos hablar de la figura del prestamista privado, así como de compañías que se dedican al llamado crédito rápido.
Por lo tanto, cuando hablamos de refinanciación:
- Atrasando la fecha de pago podrás conseguir mayor liquidez y, ante todo, ganarás tiempo. Evitar un vencimiento supone eliminar los llamados intereses de moratoria y las ejecuciones hipotecarias, que normalmente acaban en desahucios y cantidades imposibles de desembolsar.
- Abaratando el crédito podrás quitarte los intereses extra. Esta técnica se basa en la concentración de crédito, que no tiene otro fin que un control financiero total.
Las ventajas de la refinanciación cuando no puedo pagar mis deudas:
- La principal y más importante ventaja reside en la posibilidad de pagar en cuotas e intereses más cómodos.
- La refinanciación de deuda logra reducir la cuota considerablemente.
- Las condiciones ventajosas posibilitan cumplir con las obligaciones y generar garantías de pago.
- Es una alternativa que evita entrar en escenarios de embargo e inclusión en listas de morosos.
La parte negativa es que no siempre se logran condiciones más favorables. Solo se “parchea” la situación con un mayor control de los intereses. Esto no están mal, pero no contribuye a una resolución total.
Renegociación de tus deudas
Pasamos a otro punto clave: la renegociación de la deuda. Ya hemos visto como el caso anterior no es el más efectivo, aunque si lo es en términos de no engrosar demasiado el total a pagar.
Renegociar supone buscar unas nuevas condiciones. Como en el caso anterior, esta vía está destinada a facilitar el cumplimiento de las obligaciones preexistentes. ¿Cómo se aplica?
- Mediante el cambio en los intereses. Esto abarata el préstamo e incrementa su viabilidad. No obstante, el resto es idéntico a lo que hemos analizado en el bloque anterior. Es ventajoso en lo que se refiere a reducir los costes extra, pero no aporta mayores garantías.
- Mediante el cambio en los plazos de pago. Esta opción sí resulta interesante, ya que a través de la misma se busca ganar tiempo para obtener liquidez.
- Mediante un cambio en la cuantía a deber. Aquí se reduce el montante pendiente de devolución efectiva. Suele procederse mediante las llamadas “quitas”, aunque pueden pactarse daciones en pago según cada caso.
Con esta opción tienes de tu lado a la Ley de Segunda Oportunidad (LSO), que es el aval legal que permite ejecutar una renegociación de deuda con todas las condiciones. Esto se hace mediante el acuerdo extrajudicial de pagos (AEP).
Este acuerdo paraliza las ejecuciones relativas al patrimonio y los intereses asociados. Normalmente se recurre a la figura del mediador concursal, que posibilita que todo esto llegue a buen puerto.
Queda claro que el proceso de renegociación es más útil que el de refinanciación:
- Lleva siempre un registro ordenado, con todos los comprobantes actualizados por si necesitas hacer demostraciones de pagos en el futuro. Aunque el banco lleve su propio registro, es necesario que tú dispongas del tuyo por precaución. Si en algún momento surgen problemas, las demostraciones de pagos efectuados serán una garantía.
- Cuando no puedas seguir pagando haz un presupuesto realista que contemple todas las alternativas posibles. Limita algunos gastos y establece los que van a tomar preeminencia en el tiempo.
- Elabora un plan coherente y visita al banco para negociar, demostrando una intención clara de pagar. La transparencia es algo fundamental para dar una buena imagen y no caer en malentendidos que estropeen la negociación.
Cancelación de tus deudas
En última instancia, siempre te queda la carta de intentar una cancelación. Aquí vuelve a entrar en juego la Ley de Segunda Oportunidad (LSO), que además de posibilitarte el caso anterior, también está diseñada para solicitar la de exoneración del pasivo insatisfecho (EPI).
La EPI es una herramienta que establece la posibilidad de ser exonerado del pago, siempre y cuando no puedan afrontarse las deudas. Así, y en función del contexto en el que te encuentres, se te exigirán unos u otros requisitos para resolver la situación.
El pro principal de cancelar una deuda es que ya no tendrás que abonarla nunca más. De manera que, si consigues la exoneración, te librarás del problema de una vez por todas.
No obstante, el proceso de cancelación de deudas no es fácil ni siempre se obtiene una resolución favorable. Tendrás que contar con los servicios de un experto en segunda oportunidad para que te guíe y asesore a lo largo de este proceso. Cabe decir que contratar estos servicios puede suponer un desembolso económico que no todo el mundo puede asumir, teniendo en cuenta el contexto económico del que se parte.
En Soluciona mi Deuda aportamos la transparencia que necesitas respecto a las posibilidades y riesgos que conllevan estos procesos. Nos adaptamos al contexto de cada uno, porque no todas las experiencias son iguales. Te proponemos una reunificación de deudas o la Ley de Segunda Oportunidad, según te convenga. Además, estarás siempre asesorado por los mejores profesionales del ámbito legal y financiero.
Trabajamos para particulares y autónomos que no puedan hacer frente a sus deudas, con una solución adaptada a sus problemas.
¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?
¡Haz clic en una estrella para puntuar!
Promedio de puntuación 4 / 5. Recuento de votos: 1
Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.